Urresti propone convocar licenciados de FF. AA. a la Policía Nacional

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Lima, oct. 15. Los licenciados de las Fuerzas Armadas se incorporarían a la Policía Nacional como suboficiales, tras un periodo de preparación, indicó el ministro del Interior, Daniel Urresti, quien señaló que la propuesta se dará a conocer detalladamente en los próximos días.

Explicó que el objetivo primordial de esta convocatoria es aprovechar la experiencia de los licenciados de las Fuerzas Armadas y su entrenamiento, a fin de volcarlos a las urgentes tareas de seguridad ciudadana.
Indicó que los licenciados de los institutos castrenses, hombres y mujeres hasta los 25 años de edad, podrán participar en la iniciativa después de recibir capacitación durante un año.
Explicó que este planteamiento será dado a conocer con detalle la próxima semana.
“Se hará un llamamiento extraordinario para los licenciados de las Fuerzas Armadas; como ya tienen entrenamiento militar solo se les da la formación policial, para que en un año puedan salir como suboficiales”, subrayó.
El ministro destacó que un aliciente para intervenir en este programa es el sueldo de suboficial de la Policía Nacional, el cual ha sido incrementado en los últimos meses.

¡No dejes de ver “Grau: Caballero de los Mares”!

Documental que emitirá América TV le rinde homenaje al héroe más importante de nuestra historia nacional: Don Miguel Grau Seminario.

Será transmitido los domingos 19 y 26 de octubre.

Angamos: la cacería perversa

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Hugo Ramírez Canaval
Contralmirante

Hemos informado muchas veces sobre la tremenda desigualdad de poderes combativos que por negligencia de nuestros políticos se había sumado al gigantesco apoyo del interesado capital inglés para la invasión de 1879…En esa triste realidad y después de burlarse de los marinos chilenos que contaban con una moderna y poderosa escuadra, nuestro glorioso “Gran Almirante del Perú” llegó al 8 de Octubre de 1879, impidiendo así, la invasión de nuestro territorio por más 6 meses.

El antiguo Huáscar lento y reparado de emergencia pero con los más eficientes profesionales oficiales y tripulantes, tenía solamente 2 cañones en la torreta giratoria, que se cargaban por la boca -como los arcabuces de Pizarro- y disparaban bolas de hierro, uno cada 8 minutos, sin las balas perforantes que tanto reclamaba GRAU; así, enfrentó a toda la moderna y poderosa escuadra chilena, verdad que operada por incapaces. Con doce cañones modernos y del mismo calibre que los del Huáscar; que disparaban tres al mismo tiempo cada dos minutos, con balas perforantes; además de otros 6 buques menores, todos muy modernos. Los “monstruosos” blindados chilenos, se turnaban desde popa -por la espalda- , sobre seguro, sin arriesgar nada, sabedores de que la torreta no podía apuntarles.

Nuestros historiadores nunca nos han contado sobre “la cacería perversa” de la que hablan los historiadores chilenos…Sucedió que sus “aliados” y guías ingleses les informaron que Grau no contaba con los proyectiles Palliser que podrían perforarles la coraza de 9 pulgadas y ante la realidad de que las balas esféricas del Huáscar rebotaban en sus cascos, los 2 civiles abogados que manejaban la marina chilena: el Ministro en Campaña Rafael Sotomayor y un tal Eulogio Altamirano, Comandante General de la Marina, por “consejos” de sus promotores y aliados ingleses, ordenaron preparar su escuadra para la campaña final contra el Huáscar, a fin de aplacar las iras de su pueblo, que les exigía acción.

El hecho es que llegada la hora, el 8 de Octubre de 1879, los combatientes se mostraron tal cual…¡Dos pueblos TAN diferentes!. Los comandantes chilenos, que “haciendo de tripas, corazón” entendieron de su segura “seguridad” con la “guapeada” de los ingleses, además de los reclamos de su pueblo , le prepararon una trampa. Cuando Grau se encontró cercado, ordenó “salvar La Unión”…Se quedó sólo, no se amilanó y como siempre, ordenó comenzar el combate, disparó el primer cañonazo y su bala-bola… ¡clon! dio en blanco, pero rebotó en la coraza del blindado enemigo el Cochrane y cayó al mar. Los chilenos no disparan y se acercan por “la espalda” para la cacería a 200 metros con balas perforantes y disparando 3 cañones cada vez, a un buque sin gobierno y con dos cañones sin balas y que no pueden disparar hacia los atacantes.

Atacándolos con el espolón, causó tremendo desconcierto entre los poderosos atacantes, que por tres veces estuvieron a punto de chocar entre ellos…¡Esos de la serenidad como en un tiro al blanco!

El mundo nunca ha visto un combate naval semejante. Los marinos no actúan así… ¡ni los piratas!. Pero los chilenos lo celebran como “actitudes dignas de elogio”, “una serenidad como en un tiro al blanco”, “pericia y sangre fría dignas de elogio”. Estimado lector, así lo cuentan los historiadores chilenos:

—Jorge Inostrosa dice: “La trampa estaba lista , solo faltaba la aparición de la presa que había de caer en ella: el Huáscar.”

—Carlos López Urrutia, dice: “… Grau veía que el combate era inevitable y ordenó disparar los cañones de la torre…(la bala que dio en blanco) rebotó en el blindaje…La Torre (era el comandante del Cochrane) cambió otra vez de rumbo…al mismo tiempo que se situaba en una posición en que el Huáscar no podía batirlo con los cañones de su torre…el Cochrane continuó la marcha y a 200 metros (siempre por la espalda) abrió sus fuegos. La distancia se seguía acortando…el primer disparo del Cochrane perforó el casco del monitor matando o hiriendo de gravedad a 12 de los hombres que ronzaban la torre. Un segundo disparo cortó el guardín del timón y el buque se quedó sin gobierno. Desde ese momento fue necesario gobernar el Huáscar con aparejos. Diez minutos más tarde, una segunda andanada del Cochrane dio en la torre de mando y estalló dentro matando instantáneamente a Grau… no quedaba en servicio más que un solo cañón de la torre, pues la artillería del Cochrane había inutilizado el otro”. Continúa diciendo: “El Huáscar tenía 45 muertos entre los que se contaban los 4 oficiales de mayor grado… Había recibido 27 impactos de cañones de 9 pulgadas… (balas que estallaban una vez adentro)…Las bajas chilenas eran insignificantes, apenas un muerto y 9 heridos.” .

—Luis Langlois, dice: “El Huáscar disparó sobre el Cochrane sus primeros cañonazos. Nuestro blindado no contestó. Con una serenidad digna de elogios (¿?) su comandante no se preocupó del fuego enemigo, siguió avanzando sobre él, a fin que de los disparos fuesen más certeros y terribles.”

Continúa diciendo: “El combate , no hay duda, era desigual y los peruanos soportaron con notable valor esta desproporción de fuerzas… La táctica desplegada por el comandante del Cochrane es digna de ser recordada porque pone de manifiesto sangre fría y pericia(¿?). No comenzó el fuego hasta estar tan cerca del enemigo, de tener la absoluta certeza de herirlo. Lo que sucedió haciéndole grandes estragos; en seguida maniobró para mantenerse por la aleta del Huáscar, esto es el ángulo muerto de la torre del monitor.”

— Jorge Inostrosa, cuenta que : “No disparemos todavía, abriremos fuego solo cuando estemos seguros de que nuestros impactos van a ser definitivos, dispuso La Torre …es bravo el Almirante Grau.”. Continúa: “ Los 3 cañones de estribor del Cochrane se enfocaban siniestramente sobre un solo punto: la torre de mando del Huáscar… Así, en el puente de mando del Huáscar, donde se le vio siempre solitario y victorioso, verdadero señor del mar, había caído para siempre el Almirante Miguel Grau, fiel al cumplimiento del deber hacia su patria… El monitor que se había burlado de toda la escuadra chilena, había quedado ya sin alma…”.¡Así dice un chileno…!

Así fue “la perversa cacería” del 8 de Octubre de 1879 en Angamos, en versión de los historiadores chilenos. Compare Ud. estimado lector, aquella actitud con la de Grau recogiendo del mar a sus enemigos de la Esmeralda en Iquique, 4 meses antes.

El historiador venezolano Jacinto López, cuenta que: “Riveros (el nuevo jefe de la escuadra chilena) infiere de los estragos de la artillería de los blindados chilenos en el Huáscar, que los combatientes de los buques chilenos debieron tener durante el combate, igual serenidad que en un tiro al blanco”.

Un saludo especial a los marinos de nuestra Patria, herederos de GRAU y sus valientes, hoy y siempre, los guardianes en la frontera más extensa, quienes – como hace 135 años- siguen esperando los medios materiales para tener una verdadera capacidad de DISUADIR los ímpetus de quienes ahora se sienten en capacidad de fastidiarnos con exigencias que NO DEBEMOS PERMITIR MÁS…¡Ya es tiempo de gritar…!

¡A la razón, con razones; a la fuerza…con más fuerza!

Efigie de Grau

Por: Jorge Basadre Grohmann

Fuente: de un libro inédito sobre Miguel Grau Seminario

Como del carbón sale el diamante, así de la negrura de esta guerra sale Grau.

La posteridad ha indultado a su generación infausta porque a ella perteneció el comandante del Huáscar. Olvida desastres y miserias y la mira con envidia porque le vio y le admiró.

Miguel Grau estatua

Nada es un hombre en sí y lo que él puede representar lo ponen quienes lo interpretan. Ni hombres ni hechos derivan grandeza permanente sino de su asimilación con eternas ideas de justicia, de belleza o de dignidad, con un pueblo o con una época. Hablar de Grau, es evocar una figura que lentamente va perdiendo para los peruanos su ligamen exclusivo con los acontecimientos dentro de los cuales se desenvolvió, para tomar los caracteres de un arquetipo. El Perú no lució durante la guerra de la independencia, al lado de los muchos heroísmos encomiables, un gran héroe simbólico, y las luchas intestinas republicanas están demasiado cerca para que los personajes en ellas surgidos se limpien todavía de todas las contradictorias pasiones entonces desatadas y de los intereses que de ellas se derivan.

Ante Grau, en cambio, no obstante su cercanía en el tiempo y las violencias a que estuvo unido, la opinión nacional se prosterna segura y sin desacuerdos y la opinión extranjera acata este homenaje y a él se asocia con respeto evidente. Los técnicos nacionales y extranjeros admiraron desde que empezó la guerra entre el Perú y Chile al comandante del Huáscar. Los poetas más diversos desde los románticos o postrománticos de su hora hasta algunos de los más jóvenes y de las más iconoclastas escuelas nuevas, lo cantan: Gonzáles Prada mismo en sus páginas, a la vez marmóreas y venenosas y tan ávidas de exhibir huesos y máscaras, puso un inusitado calor de simpatía humana y orgullo patriótico, raro en tan contradictorio escritor, cuando de Grau escribió como si estuviera grabando sus palabras.

A los niños se les puede enseñar el culto de este nombre sin que de él emanen impuras influencias. Sobre un pedestal de fuego desgarradoramente patético en el que, por las culpas de unos y las faltas de otros, se iba a producir el holocausto de la patria, aparece sencilla y serena la figura del piurano modesto que era también un cristiano viejo y un criollo auténtico.

El heroísmo es, en la mayor parte de los casos, una ola fulgurante que se alza brusca e inspirada ante la presión de un momento decisivo.

Bernard Shaw dijo que representa la única forma de lograr la fama sin tener la habilidad. La gloria de Grau no es sólo la del ocho de octubre. Es, muchos días y semanas y meses antes, cosa cotidiana, tarea menuda y trabajo sin cesar. Existe la versión de que, al estallar la guerra, por el efecto deletéreo de conspiraciones y revueltas, desorden administrativo y escasez económica, la disciplina de la escuadra no era la mejor que podía ser, y que los marineros criaban aves domésticas para su negocio particular en la torre del monitor. Acaso ese no fuera el completamente cierto; pero sí es fidedigno que Grau tuvo que dedicar bastante tiempo a hacer ejercicios y maniobras con su gente, la mayor parte de la cual era colecticia, y es exacto también que el espolonazo del Huáscar a la Esmeralda resultó de la falta de puntería, más tarde superada. Esta es la modalidad de la obra de Grau, que recibe el más vivo elogio en la publicación técnica francesa de la época titulada el Bulletin de la Reunion des Officiers. Al estudiar lo que hizo, preciso es recordar con qué elementos trabajó y cabe preguntar qué hubiera sido del Perú con Grau en un barco como el Cochrane o el Blanco Encalada.

Enseñando con el diario ejemplo, que es la mejor manera como el jefe siempre puede enseñar, Grau acabó haciendo del Huáscar no sólo el mejor barco de la marina peruana sino la espada única y el solo escudo del Perú que detuvo la invasión durante seis meses largos y ello fue porque no sólo Grau tuvo coraje sino además el don de organizar y disciplinar a los suyos, la destreza para tomar la iniciativa, la exactitud para conocer y medir cada situación, el don para el mando sin los cuales la bravura mayor y los conocimientos más profundos pueden resultar estériles.

La variedad de sus recursos fue grande, utilizando el espolón con la Esmeralda, empleando la velocidad para esquivar al Blanco Encalada, capturando con La Unión al transporte Rímac y enfrentándose en Antofagasta a varios barcos y a la artillería del puerto.

El heroísmo en Grau fue, así, resultado de su eficacia, parte integrante de ella, como el fuego sale del calor. No emergió, por cierto, como cosa recóndita o desapercibida para su pueblo. Con un instinto profundo sus contemporáneos vieron en él a quien iba a representarlos ante la historia, ante sus hijos, ante los hijos de sus hijos y ante la posteridad lejana. Pero conociendo así la gloria más apoteósica antes de haber muerto como pocos hombres la han conocido, Grau no se cegó ni se embriagó.

Más allá de la vanidad y de la ilusión, diríasele resignado a los secretos y mandatos del destino, lejos de todo gesto pasajero, de toda preocupación superficial. Ni los sueños ni las veleidades de los débiles turbaron su tranquilidad taciturna. Tampoco el frenesí de los violentos, ni las angustias de los sórdidos. No corrió por egoísta impulso para cautivar a la gloria, ni, cuando ella vino, se cohibió ante ella. Nada había de inaccesible o de afectado en este paladín que acumuló hazañas con la bonachona sencillez de padre de familia que exhala en los retratos su curtido rostro de patillas negras. Al regresar a su patria después de hacer lo increíble frente a los homenajes estentóreos y a los elogios retóricos exclamó: “Yo no soy sino un pobre marino que trata de servir a su patria”. Y en otra ocasión en el banquete que le fue ofrecido en el Club Nacional dijo en un brindis: “Todo lo que puedo ofrecer en retribución de estas manifestaciones abrumadoras es que si el Huáscar no regresa triunfante al Callao, tampoco yo regresaré”.

En un autógrafo publicado en Buenos Aires en la colección de Lagomaggiore un año antes de la guerra había él elogiado el aporte que dentro de la civilización humana representa la marina y había propuesto que cuando la autonomía y las instituciones de nuestras repúblicas fueran amenazadas quedasen unificadas todas las fuerzas navales de ellas bajo el mismo pabellón concluyendo con estas palabras que resultaron irónicas: “A la presente generación toca preparar el camino de la preponderancia americana”. Su deber fue, de pronto, matar y destruir, pero al cumplirlo supo tener una nobleza de caballero antiguo. Y así, contra las duras exigencias de la guerra y contra las recias pasiones del momento, envió con una carta admirable a doña Carmela Carvajal de Prat las reliquias dejadas por su esposo, contendor suyo; salvó a los chilenos náufragos de la Esmeralda y perdonó al Matías Cousiño, evitó la destrucción de las poblaciones inermes; desdeñó la lucha con barcos inferiores.

Sobre la sangre puso luz. Se hizo grandemente temible sin cometer un solo acto ilegal o cruel. Sus victorias resultaron buenas acciones. Significando él tanto para el adversario, éste no lo pudo odiar. En pleno delirio patriótico, poco después de la muerte de Prat y antes de Angamos, pudo Vicuña Mackenna escribir en Santiago llamándole hombre formado por sí mismo, cuyos grados habían sido ganados mandando buques, cuyo nombre estaba lleno de probidad y juicio, para luego decir que era brillante piloto, hombre de valor, navegante eximio, hidalgo corazón, y para recordar, por último, que, aún careciendo de fortuna, viajó a Chile en 1878 a llevarse los restos de su padre fallecido en Valparaíso.

Por todo ello, resulta Grau, tan excepcional: precisamente por haber estado formado nada más y nada menos que por las mejores y más simples virtudes que pueden pedirse a un varón cabal. Cuéntase entre ellas, por cierto, el amor a su tierra que es ingénito en todo ser bien nacido. Igualmente, el espíritu cívico del buen ciudadano. Así mismo, la abnegación del verdadero patriota que no sólo cumple su deber sino que por él se inmola cuando es necesario. Al lado de ella tuvo la modestia que, en la gente de bien, no está reñida con la altiva dignidad. Y por otra parte, encarna el dominio o maestría que todo profesional aspira a obtener en su oficio o vocación. Enlaza así las más altas cualidades castrenses, con las mejores virtudes de la vida civil. Honrado en el camarote y en la torre de comando, lo es también en el salón y en el hogar. Es buen marino y, así mismo, buen esposo. Carece de los vicios hispanoamericanos de la improvisación, el desorden, la exageración, la sensualidad, la mezquindad y de aquel otro que Bolívar señaló cuando dijo que el talento sin probidad es azote de América.

Con él en nuestra historia, tan llena de abismos y a la vez bordeada de cumbres, renace la estirpe de los hombres que hizo posible el dominio del suelo duro y áspero, la creación de un Perú legendario y la gran aventura de la Independencia del continente; la raza que justifica nuestra existencia como pueblo libre; la gente que nos dio temprano un sitio de honor en el mundo y que a veces -esperamos que equivocadamente- suele parecer extinguida o puesta de lado por la caterva vociferante y audaz de los enanos, por la desmoralización de los débiles y por el aprovecharse de los malos. Por eso, Grau expresa las potencialidades que, a pesar de todo, hay en nuestras gentes; nos da un incorruptible tesoro espiritual; hierro de heroísmo, plata de aptitud, oro de bondad. Y, como a todos los grandes de esta América para la que la historia es sólo prólogo, puede ser llamado Adelantado, Fundador, Padre”.

Fuente: de un libro inédito sobre Miguel Grau Seminario

Anécdota de un brindis por Miguel Grau: héroe que dejó huella

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Alexander Murazzo

En el blog Documentos Históricos del historiador Alex Murazzo se dio a conocer este curioso episodio publicado originalmente en el diario El Heraldo de Valparaíso el 25 de febrero de 1889, seis años después del final de la Guerra del Pacífico.

El Cónsul argentino en Chile, ofreció una comida a la oficialidad de la cañonera, a la cual asistió el Comandante General chileno. En ella se gastaron las mismas atenciones, la misma franca cordialidad, la misma fraternidad abierta que siempre han encontrado nuestros huéspedes desde que entraron por primera vez en aguas chilenas, al fondear en Punta Arenas, y que han encontrado después en Talcahuano y en Valparaíso.

Cuando se retiraron de la mesa del Cónsul, uno de los presentes propuso ir a tomar el último brindis de champaña al Club Valparaíso, el centro social más distinguido de nuestra ciudad. Aceptada la invitación, todos se dirigieron al Club, donde los marinos argentinos fueron presentados a los que allí estaban, y donde se les atendió con la misma galantería, mientras se preparaba rápidamente la cena. Una vez en el comedor, y llenadas las copas de champaña, el caballero propuso un brindis “en homenaje a un gran guerrero americano que simbolizaba la fraternidad de Chile y la Argentina, y cuyo nombre glorioso, que vivirá siempre en la historia y en el corazón de los dos pueblos, sería perpetuo lazo de unión para ambos: en homenaje al General San Martín”. Como se ve, ningún recuerdo podía ser más cortés ni más oportuno en aquellos momentos en que se festejaba a oficiales de guerra argentinos. Se evocaba una gran figura de una epopeya común a Chile y aquella república, y se colocaba así, en momentos de expansión y de afecto, a chilenos y argentinos a la luz fraternal de una gloria común.

Levantóse, para contestar el brindis, uno de los marinos argentinos, y pidió una copa “por otra figura inmortal de la historia americana, por un héroe legendario, cuya gloria bastaba por sí sola para dar honor a un continente, por un marino que debió alumbrar al mismo océano en la reciente guerra del Pacífico, por uno de esos guerreros sublimes, ante los cuales el sentimiento de la nacionalidad desaparece para dejar sólo en el alma el sentimiento de la admiración”. Todos veían ya brillar en los labios del marino argentino el nombre de Prat, y con la copa levantada esperaban que fuese pronunciado ese nombre augusto y querido, para dar expresión a los sentimientos generosos del entusiasmo y la fraternidad. “Por un héroe eminentemente americano”, continuó el marino argentino, “por el inmortal marino a quien todos los que seguimos la carrera del mar debemos tomar como ejemplo y como modelo: por Miguel Grau”.

Difícil sería pintar la impresión que causaron estas palabras; una bomba que hubiese estallado en medio de la sala no habría producido un movimiento igual de estupor.

Las copas volvieron a caer llenas sobre la mesa, y pasado el primer momento de asombro, que casi no había dejado lugar a indignación,
circuló naturalmente por los asientos un aire amenazador, duramente reprimido por el hidalgo sentimiento de encontrarse los ofendidos dentro de su propia casa.

 El mismo Comandante argentino quedó sorprendido de la inesperada salida de su oficial, y notando la impresión desastrosa que sus palabras habían producido trató de salvar aquella situación imposible: “Señores”, dijo, “mi compañero se ha equivocado sin duda; poco habituado a los nombres, ha confundido seguramente el de Grau con el de Prat; su intención ha sido pedirnos una copa por Arturo Prat”.

La explicación no era excesivamente aceptable; pero el autor del brindis se encargó de poner en claro las cosas: “No, señores”, insistió; “he dicho Miguel Grau, y no me he equivocado; mi intención ha sido beber una copa por Miguel Grau”. Aquello pasó de los límites de lo posible. Con secas y breves palabras de protesta, todos se retiraron de la sala. Era el único camino que quedaba, si no quería darse a esa absurda escena un desenlace sangriento. La cadena de la hospitalidad ató muchos brazos que en otras circunstancias, se habrían levantado como el rayo en pos de la ofensa.

Razones para NO votar por Enrique Cornejo

ENRIQUE CORNEJO CANDIDATO

Ministro de Vivienda: En 2008, Cornejo se desempeñó como ministro de Vivienda. En esa gestión fue acusado por el congresista Víctor Andrés García Belaunde debido a que el Banco de Materiales, la institución que es administrada por el ministerio, adquirió calaminas por 20 millones de soles que compraron irregularmente durante el fenómeno de El Niño, según afirma el diario La República.

En esa cartera, Cornejo también es señalado por su ineficiencia debido a su actuar frente al terremoto de Ica, que se produjo en 2007. Hasta el año pasado de las 7.970 casas destruidas se ha reconstruido casi el 80% (6.376), pero de estas el 60% (3.825) han sido levantadas por los propios damnificados a través de préstamos personales ante el escaso apoyo gubernamental, afirmó Alberto Neyra Bolívar, presidente de la Asociación de Damnificados 15 de Agosto de Cañete.

En el año 2012, una investigación del diario La República afirmó que el exministro Cornejo, el ex titular de Defensa Jaime Thorne y el presidente de la Autoridad Portuaria Nacional (APN), Frank Boyle, habrían incurrido en infracción constitucional de los artículos 44, 163 y 165 de la Constitución Política del Estado en la concesión del Terminal Multipropósito del Callao. El informe acusa a Cornejo de emitir decisiones normativas con el objeto de debilitar a la Empresa Nacional de Puertos (ENAPU) para favorecer al sector privado.

Cornejo también fue acusado por aprovechamiento indebido del cargo en su gestión como ministro de Transporte y Comunicaciones en el segundo gobierno de Alan García ( 2006-2011). Una investigación de La Republica afirma que Cornejo favoreció a la empresa Radiopolis SAC en la autorización de la frecuencia de radio 92.5 en la ciudad de Ica, desconociendo el proceso judicial y medidas cautelares sobre el cumplimiento de contrato y el uso de la mencionada frecuencia.

Enrique Cornejo y “Orión”

ENRIQUE CORNEJO ORION

ENRIQUE CORNEJO PREMIA ORION

Hasta ahora, el aprista Cornejo no puede explicar que la orden al mérito de Transporte y Comunicaciones no es para empresas que  “compró nuevas unidades”. 

Cornejo afirmó que en ese tiempo la empresa no tenía el índice alto de accidentes, sin embargo, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) señala que Orión adeuda 3 millones 426 mil soles por papeletas por un total de 2.714 multas de tránsito impuestas desde el 2000 hasta el 2013, información que es de acceso del público.

¿Le entregarias al partido de Alan García la ciudad de Lima para el 2016?

¡NO A LAS MENTIRAS DE ESTE APRISTOIDE! 

Enrique Cornejo y el DOLAR MUC

ENRIQUE CORNEJO

Dólar Muc: El candidato aprista fue jefe del Instituto de Comercio Exterior (ICE) en el primer Gobierno de Alan García (1985-1990). ICE es señalada por diversos medios como la responsable de la corrupción y el conflicto de intereses que causo la repartición del dólar Muc, divisa más barata que el dólar estadounidense, la cual sólo podía ser otorgada por el Ejecutivo.

Debido a la inflación la moneda nacional, el inti, se devaluó. La manera más efectiva de ahorrar era el dólar estadounidense, pero este estaba muy caro por lo que el Gobierno aprista decidió hacer circular el dólar Muc, esta divisa sólo se entregaba a empresarios con proyectos de inversión. Sin embargo, nunca se comprobó la existencia de estas industrias y en muchas casos los supuestos empresarios vendían los dólares Muc en las calles a precio de dólar estadounidense.